sábado, 18 de diciembre de 2010

En clase (17-12-10)

Y llegó el tan anunciado día de los sombreros, uno el que mediante un juego, el de que cada alumno debía traer un sombrero a clase fuera del tipo que fuera para hacer un ejercicio in situ.

Bien, yo no llevé un sombrero como tal, solo un gorro de invierno y por encima una luz de minero que usé de vez en cuando para hacer espeleología (y en alguna fiesta también, para que negarlo) pero a la gente con la que suelo llevarlo le pareció cuanto menos curioso.

Esto, que parecería un ejercicio de pre-escolar, no le viene al caso, porque lleva encriptado uno de los métodos de creatividad más curiosos que he visto este curso, y en verdad también en toda la carrera: el método de los seis sombreros de Edward de Bono.

A través de los sombreros y sus correspondientes colores, se desarrolla un sistema creativo en el cual cada color se relaciona con un pensamiento en concreto, teniendo un gran poder conceptual.

Así, a grandes rasgos, el sombrero blanco representaba las personas objetivas, el negro a las negativas, el amarillo a las positivas, el azul a los tranquilos y reposados, el rojo a los pasionales y el verde a los más creativos.

Yo, como podéis ver en las fotos (de Alba Para y Blanca Arriaza) estoy en el bando de los tranquilos, no seré yo el que diga si he acertado con el color del sombrero o no conforme a mi personalidad, eso se lo dejo a los demás.

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